La naturaleza es la base de nuestra producción de alimentos. Todos y todas lo sabemos.
Todos nuestros alimentos se originan en la naturaleza. Cultivamos en suelos vivos. Los insectos polinizan los árboles frutales y nos ayudan a controlar las plagas. Pescamos en ríos y mares.
Pero ahora mismo estamos destruyendo la naturaleza. Los suelos se están degradando. Las poblaciones de abejas se desploman. La fauna marina está en declive. Los agricultores y pescadores luchan por mantener la producción. La aceleración del cambio climático no hace sino empeorar la situación.
Quieren hacernos creer que unas leyes más estrictas para proteger la naturaleza y el clima harán que suban los precios de los alimentos y que los agricultores se queden sin negocio. Afirman que la gente pasará hambre.
Producimos alimentos más que suficientes para alimentarnos.
La mayor amenaza para la seguridad alimentaria es el cambio climático y el colapso de los ecosistemas.
Trabajando con la naturaleza, no contra ella, podemos mantener e incluso aumentar nuestra producción de alimentos y reducir el uso de pesticidas nocivos.
Sólo las grandes empresas agroalimentarias se benefician de métodos de producción que destruyen la naturaleza. Obtienen beneficios récord mientras la naturaleza, los agricultores y los pescadores sufren.
Basta ya de los argumentos sin sentido que afirman que la protección de la naturaleza y la producción de alimentos no pueden ir de la mano. Sin naturaleza, no hay alimentos. Necesitamos proteger, no agotar, los recursos naturales de los que dependemos para nuestra producción de alimentos.
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